Iván Jaime Uranga Favela
Quienes deseamos transmitir un conocimiento con
frecuencia pasamos por alto que, previo al aprendizaje, hay una experiencia empírico-teórica
de vida que los inhibe o los refuerza en las personas que los reciben. Por
ejemplo: si usted nació en casa de un radio-técnico, entenderá muchas cosas de
electrónica sin asistir a ninguna escuela; lo mismo ocurre si convivió con un
mecánico automotriz; un mecánico en máquinas herramientas; y cualquier otra
técnica o profesión.
Alguien venido del mundo campesino no tendrá
dificultad para aprender herbolaria, biología, agronomía o veterinaria. Porque
tendrá, sin duda, un conocimiento empírico de las materias sin haber asistido a
una escuela. Algo similar ocurre con los nacidos en un taller mecánico, no
necesitarán explicación de que es un engrane, un cigüeñal, una biela, un
pistón, una polea, etcétera. ¿Son genios? No, simplemente poseen la exposición
a un conocimiento que les permite avanzar con facilidad en el aprendizaje de
nuevas materias afines y, a veces, según la profundidad de los elementos conocidos,
percibirlos como sistema con facilidad.
En el lado contrario están, quienes buscan aprender
alguna materia de la cual sólo conocen el nombre, la cuesta arriba en el
aprendizaje será todo un reto. La mayoría de las veces hay que empezar por
entender hasta las palabras del lenguaje especializado. Esto ocurre en la
mayoría de las ciencias, ya que cada una, tiene un léxico especial que describe
fenómenos ignorados para las personas comunes.
Todo a nuestro alrededor es un sistema, el sistema
universal, el sistema mundo, el sistema social, económico, político, conocimiento,
etcétera. Todos los sistemas están compuestos por sistemas más pequeños o más
simples. Las fronteras de un sistema son una abstracción que el observador
establece para entenderlos, pero, siempre se encuentran interactuando con
sistemas mayores y sin fronteras definidas.
Los objetos y los fenómenos siempre forman parte o
están contenidos en un orden superior o sistema superior, el sistema automóvil
forma parte del sistema de transporte o de movilidad, el sistema teclado forma
parte del sistema de cómputo personal, al igual que el mouse, un foco forma
parte del sistema de iluminación, etcétera.
La revolución
electrónica
Estudié electrónica cuando los equipos estaban
compuestos por bulbos. Los diodos rectificadores de corriente usaban un bulbo
con filamento, cátodo y ánodo, podían convertir la corriente alterna (la usual
en el hogar) en corriente directa, es decir, con una sola polaridad, como la
que proporciona el acumulador del auto. El bulbo diodo era el elemento
electrónico más simple.
El bulbo tríodo tenía un filamento, un cátodo, una
rejilla y un ánodo. El hecho de tener rejilla le permitía actuar parecido a una
válvula hidráulica, sólo que, en este caso el fluido no es agua, sino corriente
eléctrica. Según la polaridad eléctrica de la rejilla, se puede regular el paso
de la corriente eléctrica y utilizar este efecto para amplificar una señal
pequeña. También había bulbos tetrodo, con filamento, cátodo, dos rejillas y
ánodo. Bulbo pentodo, con filamento, cátodo, tres rejillas y ánodo.
Quienes llegamos a entender los sistemas electrónicos
de bulbos, podíamos encontrar fallas de manera muy rápida y hacer reparaciones
en poco tiempo. La comprensión del sistema, ya fuera un radio, un amplificador,
una televisión, que a su vez, estaban compuestos por sistemas más pequeños, por
ejemplo, un radio tiene un sistema oscilador, un sistema sintonizador, un
amplificador de radiofrecuencia, un detector, un sistema automático de ganancia
(retroalimentación) y el sistema de amplificación de audio.
La electrónica de bulbos dominó el mercado de los
sistemas electrónicos hasta finales de los años 60’s. Siguió existiendo
después, pero en franca declinación, hasta casi desaparecer. Los sistemas
electrónicos basados en el transistor, más eficientes en consumo de energía, lo
mandaron a la obsolescencia.
Quienes estudiamos electrónica en sistemas de bulbos,
también, quedamos obsoletos. Hubo la necesidad de desaprender muchos conceptos
para poder entender bien, los nuevos sistemas en tecnología de transistores. El
gran impacto del transistor en la electrónica, fue el paso más pequeño en la
revolución electrónica que siguió.
Un radio de transistores y un radio de bulbos, para
una mirada ignorante, son de diferente tamaño pero, como hacen lo mismo, son
iguales. Pero, para una mirada entrenada, son sistemas diferentes. Se puede
intentar entender un sistema electrónico de transistores en términos de un
sistema bulbos, pero el resultado será malo, los niveles de voltaje y corriente
son diferentes. Si no se trabajó nunca con bulbos, será difícil entender su
lógica. Los bulbos requerían un circuito de filamentos para calentar y excitar
los cátodos y hacerlos emitir electrones hacia el ánodo.
Aparecieron los circuitos impresos, los circuitos
integrados, con varios transistores en una sola tableta y el gran desarrollo de
la electrónica analógica[i].
El transistor llevó a la electrónica a ser cada vez más pequeña y eficiente,
desde el punto de vista de consumo de energía y materiales.
Pronto, la electrónica analógica daría paso al
microchip y a la electrónica digital, el montaje superficial en los circuitos
impresos, con componentes reduciendo su tamaño y consumo de energía. En 1965
Gordon Moore observó la disminución de tamaño en los circuitos integrados y
formuló la ley que predice que, cada 2 años se duplicaría el número de
transistores en un circuito integrado.
La tabla 1 nos muestra la evolución de los
microprocesadores, que es la unidad de procesamiento de las computadoras. De
1971, el procesador 4004 de 2,250 transistores, cada uno del tamaño de 10
micras, pasó al año 2002, con el Pentium 4 con 55 millones de transistores y
ser del tamaño de 0.13 micras (130 nanómetros). Hoy día se habla ya de los
transistores de 7 nanómetros, que permitirían poner 20 mil millones de
transistores en un microprocesador. Claro,
hay quienes piensan por ignorancia, que con un ábaco Chino, puede la humanidad
procesar los cálculos del mundo de hoy.
Escuche al presidente Hugo Chávez decir una frase de Víctor
Hugo que dice: “nada hay más fuerte que
una idea cuando le ha llegado su tiempo”.
Asistímos tres
compañeros y yo, hace años a una conferencia sobre educación en la Casa Lamm,
que moderó Andrés Roemer, al terminar, nos encontramos con él en la puerta por
casualidad. Mis compañeros comenzaron a cuestionarlo sobre temas de educación,
que amablemente contestó. Luego él preguntó sobre que profesión teníamos y
sobre el lugar de trabajo. El primero que contestó dijo que éramos ingenieros y
nos presentó por nombres, que trabajábamos en la Delegación Cuauhtémoc. Nos vio
a todos a la cara y dijo: ustedes tres son ingenieros, pero Jaime es filósofo,
los tres contestaron al unisonó es ingeniero. El repitió, ustedes sí, pero
Jaime es filósofo, a mi no me cuentean.
Andrés Roemer sin conocerme aseguró que yo era
filósofo, tres compañeros atestiguaron que era ingeniero, igual que ellos. Él
replicó: No, ustedes sí, pero Jaime tiene cara de filósofo a mi no me cuentean.
¿Cómo se dio cuenta que desde 1998 estoy apasionado en tratar de interpretar el
mundo en que vivimos? Que en realidad es hacer filosofía. ¿Algún sexto sentido?
No lo sé.
¿Saben lo que es ganarse la vida y además leer varios
libros por semana y escribir? Pues llevó muchos años haciéndolo. ¿Qué me anima?
Primero, ser egresado del Politécnico Nacional, haber vivido el Movimiento del
68 y sólo haber publicado, junto con otros, un libro de Testimonios. Fuimos
protagonistas pero la historia la escribieron otros.
Trabajé en las multinacionales más importantes del
mundo y tuve una rica experiencia empírica. Hace muchos años descubrí que el
sistema capitalista que describían los libros ya no se correspondía con el
sistema social en que vivíamos. ¿Cómo contradecir libros escritos por premios
Nobel en Economía? ¿Cómo contradecir, a los intelectuales más influyentes en
ciencia social del siglo XX y XXI? ¿Una locura?
Acepté el reto y, desde 1998 me he dedicado a reunir
evidencia que se encuentra dispersa en miles de páginas escritas por autores de
varias disciplinas y de todo tipo de ideología. Todos seguidores en la práctica
del capitalismo eterno y el fin de la historia. Después de reunir una vasta
evidencia, me atreví a dar conferencias dónde me invitaran, casi siempre como
conferencista emergente (por ausencia del titular).
Es posible que Copérnico, Galileo y Marx hayan sido
igual de despreciados y combatidos, los dogmas están más cerca del sentido
común. Pero me sostiene que: “nada hay
más fuerte que una idea cuando le ha llegado su tiempo”. (Víctor Hugo). A
esta teoría le está llegando su tiempo.
Varios
años he buscado un seguidor, hoy tengo varios, aunque todos críticos. Eso es
bueno, ayuda a que la teoría se consolide. La realidad sólo está disponible a
observadores persistentes y estudiosos dedicados. ¿En el mundo cuántos entienden
las leyes de Kepler o de Newton después de tantos años?
[i] Analógica. Una perilla
para ajustar el volumen de su radio o la intensidad de luz de una lámpara,
opera de manera analógica. El interruptor de la luz que enciende y apaga, solo
tiene dos estados on/off, entonces es digital. Hoy la mayoría de aparatos
electrónicos son digitales, las perillas de movimiento circular, quedaron
obsoletas.
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