Juvenal González González
23/07/2011
Con mi profunda simpatía a las escuelas técnicas que representan la esperanza de un México nuevo.
Lázaro Cárdenas
Una de las herencias más notables del cardenismo es el Instituto Politécnico Nacional (IPN) que acaba de conmemorar su 75 aniversario. El Poli no surgió por decreto sino por la conjunción de varias escuelas técnicas y profesionales que ya existían: Comercio y Administración, Ingeniería Mecánica y Eléctrica, Ingeniería Textil, Medicina Homeopática, Ingeniería y Arquitectura, Ciencias Biológicas y todas las Escuelas de Artes y Oficios Industriales y Comerciales.
Uno de sus próceres, el Ing. Juan de Dios Bátiz, sostuvo que en su origen el IPN tenía “por horizonte el territorio del país para formar egresados profesionales en todos los ciclos de enseñanza dirigidos a los obreros calificados, hasta profesionales con altos estudios técnicos”.
Esta definición respondía a la gran esperanza y responsabilidad que Cárdenas depositaba en la educación técnica, para formar el capital humano capaz de apuntalar el desarrollo tecnológico e industrial y la soberanía nacional. Las industrias eléctrica y petrolera mexicanas, por ejemplo, hubieran sido inviables sin el Poli. Ese impulso inicial contó con grandes apoyos presupuestales para construir y ampliar instalaciones, incluidos un internado y comedor para estudiantes foráneos de escasos recursos. Esto imprimió el sello popular que aun mantiene, a pesar de los pesares.
Como parte de sus planes de docentes y de investigación, el 2 de marzo de 1959 puso al aire la señal del Canal 11 de televisión, con un alcance tan limitado que apenas llegaba a las colonias vecinas al casco de Santo Tomás, desde donde se emitía. Para dejar en claro los objetivos originales del canal, baste señalar que su primer programa fue una clase de Matemáticas.
Dando muestra del orgullo y entusiasmo que suscitó el alumbramiento de un canal propio, estudiantes de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME) diseñaron y produjeron pequeñas antenas que distribuyeron gratuitamente para que los usuarios vecinos pudieran sintonizar su canal.
Así surgió la primera estación de televisión educativa y cultural de México, sin fines comerciales ni de lucro. A finales de los 60, el talento creativo de sus técnicos reconvirtió sus equipos de blanco y negro para poder transmitir a colores. Ese potencial fue visto como una amenaza por el monopolio de la televisión comercial y por los intereses políticos y económicos de las esferas del poder. Desde entonces la estación del IPN ha sido boicoteada y combatida para impedir su desarrollo.
Con el arribo del PAN y la derecha al gobierno, se fortalecieron las posiciones de los concesionarios privados y se recrudecieron los embates al Canal 11 y todas las señales de comunicación alternativa. Aun se siguen pagando los costos sociales y políticos del “decretazo” de Fox que eximió a los concesionarios de radio y televisión de su obligación de ceder al Estado el 12.5% de su tiempo aire y les otorgó un régimen fiscal a modo.
Y para no ser menos, Calderón se ha empeñado en poner los medios públicos al servicio de sus intereses políticos y electorales. Así lo evidencia el “Convenio” suscrito el 12 julio del año pasado, mediante el cual el Canal 11 se compromete a poner a disposición de la Secretaría de Gobernación (a través del OPMA, Organismo Promotor de Medios Audiovisuales) “toda su programación para retrasmitirla en tiempo real”. Además “tomar las medidas necesarias para que el OPMA atienda y dé cumplimiento a cualquier requerimiento o reclamación de terceros o autoridades en materia electoral y de radiodifusión, derivados de sus transmisiones y contenidos”.
Es evidente que este “Convenio” irrespeta la legalidad interna y pasa por encima de los órganos de gobierno del IPN y Canal 11. Esta arbitrariedad ha generado descontento dentro y fuera de la comunidad politécnica. Jenaro Villamil acusa que “Se busca el control político de los medios permisionados para uniformar sus contenidos informativos, excluir a voces críticas y copiar los formatos de la televisión comercial para transformarlos en una especie de divertimentos burocratizados por la alta ineficacia telegénica de quienes administran Canal 11”. Agrega que “Canal 11 se volvió una televisora dócil, cómoda no sólo para el gobierno federal sino para Televisa y TV Azteca”.
Por su parte, un frente de organismos académicos y estudiantiles representativos de la diversidad politécnica, promueve una activa defensa de la legalidad y respeto a los principios del IPN. Afirman que “el objetivo de una televisión educativa y cultural es: educar, promover y difundir la cultura, acercarse a un público que desea ver una mejor televisión… el impacto de la televisión educativa y cultural es más importante que losratings”. Y exigen: Cancelación inmediata del Convenio IPN-OPMA; Respeto irrestricto al marco normativo del IPN y a su patrimonio; y Restitución inmediata de la identidad de XEIPN Canal Once.
Su movimiento merece apoyo y solidaridad, venga.
Cheiser: Con plumaje esponjado se presume que México es un país de jóvenes. Pero es inocultable que la inmensa mayoría de esos jóvenes carecen de oportunidades para su inserción y desarrollo. Los millones de rechazados en las instituciones de educación media superior y superior, confirman que este es un país que rechaza y excluye a su juventud. Ello anuncia un negro porvenir. Lo que hoy usted está viendo y viviendo, es nomas la puntita.